Mercurio

ELEMENTO 80

Mercurio

80

2min

Una razón para faltar.

Acerqué el termómetro a la estufa porque, si al sacármelo de la axila pasaba los 38º C, qué clase de padre descuidado me iba a mandar al colegio. Vi el hilo plateado avanzando un poco más, un poco más, un poquito más. Me pasé de codicia febril y el termómetro explotó. Todo el mercurio por el piso en pequeñas burbujas rellenas. Me largué a llorar desconsoladamente mientras intentaba limpiar cada azulejo, cada junta, cada esquina y pensaba en que era obvio que todos se iban a morir intoxicados y, si no, si tenía suerte y los humanos zafaban, seguro el perro iba a morir por mi culpa. Los días que siguieron fueron una pesadilla, estuve al borde de la confesión varias veces, pero nadie se desplomó en el pasillo, el perro siguió molesto como siempre, y eventualmente olvidé que había llorado sobre mercurio derramado.

El símbolo del mercurio, Hg, proviene del griego hydrargyros, que significa “agua plateada”. Para los romanos era Argentum Vivum, que significa “plata líquida” debido a que era el único elemento conocido que era líquido a temperatura ambiente.

Vaya uno a saber por qué campaña de mala prensa, prácticamente todos sabemos que el mercurio puede ser venenoso. La intoxicación por mercurio aparece en varias formas, los efectos tóxicos pueden dañar el cerebro, los riñones y los pulmones. El consumo de pescado es la fuente de intoxicación más conocida. Pero tiene muchas otras cualidades: este metal pesado, por ejemplo, es buen conductor de electricidad, aunque no así de calor. Es un metal atípico, el único de transición que es líquido a temperatura ambiente.

A lo largo de la historia se le han adjudicado algunas magias. Además de poder evitarnos un día de clases (mentira o fiebre mediante), hace mucho se lo creía curador del ‘mal de ojo’, preventor del reumatismo y de los cólicos; en la India se lo tomaba como afrodisíaco y en el mundo de la agricultura se decía que mejoraba las cosechas. Pasó el tiempo y, con menos hechizo y más evidencias, se usó para el tratamiento de la sífilis.

Después de todo, parece que el mercurio no es sólo el malvado que nos vendieron. También vale aclarar que su aumento en el aire, el agua y el suelo en los últimos años se debe principalmente a la actividad humana, a través de la quema de productos fósiles, minería, fundiciones y combustión de residuos sólidos. El del suelo a veces termina en los champiñones; el del agua en cuanto organismo nade por ahí, y el del aire, bueno, el del aire en todas partes (pero mucho más aún en las zonas en las que se llevó a cabo trabajo de mina, por ejemplo). De cualquier forma, no es que andamos inhalando tóxico por doquier, pero si algo nos enseñaron Romeo y Julieta es que de algunas largas historias sólo recordaremos el veneno.

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