¿Somos solos?

¿Somos solos?

TXT

Pablo Barragán

IMG

NASA/JPL-Caltech

Astrónomos creyeron encontrar una civilización alienígena pero resultó ser puro polvo.

Astrónomos creyeron encontrar una civilización alienígena pero resultó ser puro polvo.

¿Somos solos?

La Tierra, ese huevo azul que flota por el espacio viajando hacia vaya uno a saber a dónde. Dentro de ella, especies de todo tipo proliferaron en el único planeta  conocido por los astrónomos que, además de poder albergar vida, efectivamente lo hace. Entre estas especies hay una muy particular: los humanos, que han evolucionado explorando cada rincón del mundo al que han podido llegar y que ahora dirigen su atención al espacio exterior, hacia el horizonte infinito.

Estos seres buscan (buscamos) entender mejor el Universo que los rodea. De vez en cuando, descubren nuevos sistemas solares, se entusiasman con planetas habitables a miles de años luz y revelan secretos increíbles como el verdadero tamaño que ocupamos en relación a la posición en nuestra querida galaxia. Por sobre todo, lo que siempre logran al empujar un poco más lejos esa frontera es alimentar la fantasía y la imaginación de otros miembros de la especie.

En octubre de 2015, la NASA soltó una serie de datos recopilados por el telescopio espacial Kepler, que detectó en 2011 y 2013 repentinos oscurecimientos de hasta un 20% en la luz de la estrella ‘Tabby’. ¿Onde ta Tabby? En la Vía Láctea, a unos 1500 años luz de esta nota. La estrella, técnicamente llamada KIC 8462852 para los amigos astrónomos, fue estudiada desde entonces siguiendo el camino de un increíble número de teorías. Entre ellas se destacaron: que la estrella se había tragado un planeta; que un enjambre de cometas estaba viajando hacia ese Sol; que un objeto de enorme masa lo cruzaba y/o lo orbitaba; y, la más efervescente de todas, investigada por el SETI Institute e inflamada por las opiniones de la siempre confiable internet, que una estructura alienígena gigante había sido dispuesta para cosechar la energía de la estrella.

Otra de las teorías que se barajaba era que una nube de polvo lo suficientemente grande como para bloquear ese porcentaje de luz orbitaba a Tabby. Esta idea fue investigada por Huang Meng, físico de la Universidad de Tucson, Arizona, quien la llevó adelante con un equipo que monitoreó las curvas de luz de la estrella en tres regiones distintas del espectro, durante los períodos de oscurecimiento de la estrella, desde tres puntos diferentes: la misión Swift, para detectar cambios en la luz ultravioleta; el telescopio espacial Spitzer de la NASA, para la luz infrarroja; y el telescopio óptico del observatorio belga AstroLAB IRIS, para el espectro de luz visible.

Si la luz de la estrella era absorbida en todas las longitudes de onda en igual intensidad, entonces estarían frente a un objeto sólido. Si se captaban mayores absorciones en ondas ultravioletas y menores en el infrarrojo, el bloqueo sería generado por pequeñas partículas en el camino de la luz. ¿Qué ocurrió? El resultado te sorprenderá. Bah, en realidad no, porque ya lo spoileamos.

 

 

Hace unos días, un estudio que se publicará en el Journal of Astrophysics reforzó la teoría de Meng. En esta investigación, liderada por la científica que descubrió la estrella, Tabetha S. Boyajian Tabby 🖤, se concluye que los datos obtenidos por los tres puntos de observación revelan que las emisiones de luz a través de los oscurecimientos son típicos de las nubes de polvo interestelar. O sea que, por ahora, parece que no hay extraterrestres en la costa.

A esta distancia nos queda confiar en los datos duros y las conclusiones observables, pero nada es definitivo aún. ¿Hay alien ahí? ¿Estará listo el líder de la ONU para hacer el primer contacto extraterrestre o nos tenemos que calmar un montón porque la evidencia muestra que, por ahora, somos solos?